Se trata de un largo túnel de 600 metros de longitud, 6 de anchura y entre 7 y 8 de altura que atraviesa el cerro denominado de San Jorge, al lado mismo de la ciudad de Daroca.
La calle Mayor de Daroca, columna vertebral de la ciudad, coincide con el fondo de un barranco, por lo que las avenidas torrenciales de agua, muy frecuentes, discurrían por el centro de la ciudad, siguiendo el trazado de la calle y ocasionando gravísimos daños.
Con asiduidad, el concejo tenia que enviar a varios hombres a recoger las puertas de la Puerta Baja, una de las dos principales de Daroca, porque se las había llevado las riada, arrastrándolas casi hasta el río Jiloca, que fluye a más de un kilómetro de la ciudad.
El concejo darocense decidió a mediados del siglo XVI iniciar una gran obra de ingeniería, consistente en la excavación de un gran túnel que diera salida a las aguas procedentes de las tormentas sin necesidad de que éstas atravesaran la ciudad por su mismo centro. Para llevar a cabo este proyecto, realmente ambicioso, se encargó la dirección de los trabajos al arquitecto francés Pierres Bedel, muy conocido en Aragón -el acueducto llamado «Los Arcos» de Teruel es también obra suya-.
Las primeras obras comenzaron en 1555 por ambos lados del túnel. Tras cinco años de trabajos, el 7 de septiembre de 1560 se encontraban las dos brigadas de cavadores.
Para proteger la muralla de la ciudad y dirigir las aguas hacia la boca de la Mina, se construyó un poderoso muro, llamado «la barbacana», de trescientos metros de longitud, parte del cual se conserva todavía; sirve de apoyo a la parte posterior de la plaza de Toros.
Motivo de admiración, la Mina se convirtió en verdadero orgullo de la ciudad y se convirtió en uno de los monumentos más conocidos de Daroca, al mismo nivel que el amplio recinto amurallado o la iglesia Colegial de Santa María. Los reyes de España solían acudir a «pasar la Mina» cuando venían a visitar Daroca, como hizo Felipe II en 1585, acompañado de toda su corte y con varias antorchas para iluminar el camino.
La Mina de Daroca adquirió además otros usos; servía y sigue sirviendo, como verdadera ruta para el ganado, que puede ir así de la zona de pastos a la ribera del río Jiloca por un camino mucho más corto, sin necesidad de atravesar la cima del cerro de San Jorge. Durante la Guerra Civil, el suministro de mercancías se hacía a través de la Mina, que era atravesada por los convoyes de camiones a modo de verdadero túnel.
La Mina de Daroca ha despertado también algunas leyendas sobre su origen o sobre alguno de sus elementos, llegando a convertirse en un símbolo verdaderamente mítico para los darocenses, hasta tal punto que «pasar la Mina» supone algo más que un simple paseo, un auténtico encuentro con el pasado y con la Historia de la ciudad de Daroca.