Hasta el siglo XVIII predominaba el pino silvestre, el rebollo y la encina (carrasca) pero los abusos forestales y la proliferación de superficie agrícola, han ido poco a poco eliminando esta vegetación autóctona.
En la actualidad predomina una vegetación a base de pinos, muchos de ellos producto de las políticas de repoblación llevadas a cabo en los últimos lustros, carrascales residuales y matorral.
La masa forestal se mantiene en un nivel aceptable en las zonas montañosas. Los llanos, sin embargo, han sido totalmente roturados y puestos en cultivo.
Los campos de cereal sirven de hábitat para especies como la avutarda, el sisón o el alcaraván, aves esteparias de gran valor ecológico. Otras aves que se pueden observar en este ambiente son la abubilla, llamativa ave con las redondeadas alas blancas y negras y una cresta de plumas claras o la collalba gris, pequeña ave que se posa sobre piedras o montículos. Estas dos especies son estivales y sólo podemos observarlas en verano cuando vienen desde África para criar.
También estival es el aguilucho cenizo que cría en los campos de secano.
Los mamíferos que comparten hábitat con estas aves son el jabalí, el conejo o la garduña. Entre los reptiles, el lagarto ocelado o fardacho, y la culebra bastarda.
tiene como origen hace 100 años de una adecuada política hidráulica – forestal que pretendía frenar el proceso erosivo de sus montes al haber perdido su cubierta vegetal originaria y que conllevaba que con las repetidas tormentas (especialmente las estivales), Daroca sufriera de inundaciones y un deterioro físico de su término municipal. Cómo, a través de la reforestación de sus laderas y la construcción de diques que permitiera controlar la degradación de sus montes.
el Director General de Agricultura, Industria y Comercio, conocedor de estas afecciones, propuso en 1909, la declaración de utilidad pública de las diferentes obras forestales previstas en esta comarca «…no sólo por el carácter torrencial de todos los cursos de agua que la surcan en crecido número, si no en la gran denudación de sus laderas, lo que unido a la constitución de los terrenos que las forman, es causa de que se aumenten en los cauces de los torrentes grandes cantidades de agua en épocas de lluvias y tormentas, originando con sus arrastres los desbordamientos del río Jiloca y sus afluentes que tantos daños causan, no sólo en la ciudad y pueblos próximos, si no en sus fértiles y extensas vegas e importantes vías de comunicación«. Para ello se aprobó en ese mismo año la elaboración de un estudio completo donde quedó delimitada la zona afectada así como los terrenos que habrían de ser expropiados para poder ejecutar tales trabajos.
Ese estudio fue remitido en abril de 1910 al Gobierno Civil de Zaragoza quien a su vez puso en conocimiento de todos los alcaldes afectados las intenciones del Ministerio de Agricultura. Los municipios afectados según aquél documento habrían de ser Daroca, Retascón, Nombrevilla, Anento, Villanueva de Jiloca, Valconchán, Orcajo, Atea, Murero y Manchones. Finalmente, esta declaración de utilidad pública quedó aprobada por medio del R. D. de 9 de diciembre de 1910.
Los primeros trabajos se ejecutaron en 1907 y consistieron principalmente en la construcción de muretes, faginas y cerca de trescientos diques tanto de mampostería como de gaviones. Ese mismo año, el Estado ordenó la redacción del primer estudio hidrológico-forestal de la cuenca del río Jiloca. Al poco de su conclusión ya se realizaron las primeras repoblaciones en las laderas de la Rambla del Reventón donde la especie empleada fue el pino negral. Los trabajos continuaron ejecutándose en años posteriores de forma irregular pues las dotaciones presupuestarias anuales no siempre contemplaron partidas para estos trabajos. Parece ser que hacia 1920 ya había unas 700 Ha repobladas en los alrededores de Daroca, en las cuales además del negral, también se usó el pino piñonero y carrasco. Toda la planta necesaria para acometer aquellos trabajos era obtenida en la propia zona pues así se tenían mayores garantías de que la planta se adaptaría al terreno sin apenas problemas. De hecho, en las afueras de Daroca todavía se conserva uno de los viveros construidos en ese momento y que se le conoce como el Vivero Olazábal, junto al que se levanta una sencilla pero coqueta casa forestal. Este vivero está dedicado a Lucas de Olazábal, un insigne ingeniero de montes vasco del siglo XIX. Otro vivero que funcionó durante esa época era conocido como Vivero Carmencita. En total se actuó, tanto con repoblaciones como con la construcción de diques y muretes, en hasta ocho torrentes o ramblas diferentes. Si bien, repasando los que aparecen en la documentación consultada (1) superan dicha cifra: El Castañar, La Paridera, El Punzón, La Falcona, Valmartín, Valdeguarén, El Moral, Valdeviñas, La Mina, Nazaret, Manchones, El Sebo o Valconchán son los que se mencionan en la misma.
Las inundaciones y la repoblación forestal en España; Ricardo García Cañada; Madrid, 1920.
En la comarca el espacio de mayor interés natural lo ofrece la Laguna de Gallocanta declarada Refugio de Fauna Silvestre, ZEPA (Zona de Especial Protección para las aves), LIC (Lugar de Importancia Comunitaria) y está incluida en la Lista de Humedales de Importancia Internacional (Convenio RAMSAR). Se trata de una de las lagunas salinas naturales más grande de Europa.
Es una cuenca endorreica situada a unos 1.000 metros de altitud y rodeada de campos de cereal que conforman espectacular paisaje. Es la laguna más importante en el transcurso de la migración anual de la grulla común, ave que crían en el norte de Europa y en otoño comienza su viaje migratorio utilizando Gallocanta como descanso en su ruta y también como área de invernada ya que aquí encuentran alimento en los campos circundantes y una lámina de agua como protección. Cada año personas de todos los puntos de España, de Europa y de otros países del mundo vienen a observar la llegada al atardecer de más de 30.000 grullas que recalan en la laguna para dormir.
Sin duda la grulla es la especie más emblemática de Gallocanta, aunque la riqueza biológica de este lugar es muy amplia. Numerosas aves acuáticas utilizan la laguna como lugar de cría o de invernada. Así, entre otras, encontramos avoceta, cigüeñuela común, garcilla cangrejera, martinete común, pato colorado, porrón común, fumarel cariblanco, pagaza piconegra, espátula común, o flamenco. Además, en el entorno, aves esteparias como la avutarda euroasiática, ortega, terrera común o alondra de Dupont.
En cuanto a la vegetación encontramos interesantes especies adaptadas a los suelos salinos como la Salicornia rammonisissima o la Puccinella pungens.
El río Piedra, primer afluente de importancia por la margen derecha del Jalón, transcurre en la comarca del Campo de Daroca por entre los términos de Torralba de los Frailes y Aldehuela de Liestos. A su paso abre unos espectaculares cañones, conocidos como las Hoces del Piedra, con imponentes paredes verticales, en algunos casos cercanas a los 200 metros de altura. Además de su interés paisajístico, estas paredes cálcicas son un paraíso para los aficionados a la escalada, pues están equipadas con aproximadamente unas cincuenta vías para la escalada artificial y libre con diferentes grados de dificultad.
En Daroca también encontraremos un rocódromo artificial, espacio ideal para la iniciación en este deporte.